viernes, 22 de febrero de 2013

Políticos creativos



¿Son nuestros políticos creativos? ¿Qué tipo de talento nos muestran en sus discursos, en el trajín parlamentario o en las entrevistas que conceden? ¿Deben nuestros políticos ser innovadores en su quehacer como líderes gubernamentales? ¿Es el medio donde se mueven los políticos un ámbito propicio para que surja la creatividad, el pensamiento divergente, la chispa de las buenas ideas? ¿Sienten ellos pasión por la labor de ejercer su trabajo como líderes del espacio público? Como diría el experto en creatividad y educación Ken Robinson: ¿están los políticos en su Elemento? 

La crisis económica parece que ha coincidido con la crisis política y puede que esto no sea una casualidad. Nuestros políticos están día tras día perdiendo la materia prima con la que se alimenta la interacción entre votantes y votados: la confianza. Pero lo cierto es que hace falta ser en el mal sentido de la palabra un pobre ingenuo para confiar como debe ser en nuestros políticos. Todos los días o casi todos los días sale algún caso de corrupción que añade más indignación al pensar de la sociedad y mancha de negro el espacio público donde se mueven nuestros políticos. No me negarán que no es irónico que cuando más necesitamos medidas políticas creativas para salir de la crisis, menos disponibles están nuestros líderes políticos para ofrecer lo mejor de ellos mismos.

La política igual que la actividad empresarial, educativa o científica puede y debe ser algo donde los políticos desarrollen su creatividad. Según Ken Robinson, la creatividad es el proceso de tener ideas originales que tengan valor. Lo sorprendente de la aportación de Robinson es que la creatividad es algo que se puede enseñar y por lo tanto aprender. Que uno esté en su Elemento significa que ha encontrado el punto de unión entre aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Para que uno esté en su elemento se deben dar unas características y condiciones, a saber: uno debe mostrar capacidad y a la vez tener vocación, tiene que tener una actitud y se tienen que dar unas oportunidades. Pero sobre todo una de las claves es el medio donde la persona creativa se mueve. Es decir, según Robinson, normalmente las personas que utilizan la creatividad en el trabajo tienen algo en común: aman el medio en el que trabajan como el músico adora las melodías o el escritor las palabras. ¿Cuál es, entonces, el medio que han de amar o aman de forma espontánea los políticos donde además, sus habilidades han de ajustarse a las oportunidades?

Las tareas políticas se llevan a cabo si hay una previa vocación hacia ello. Uno debe nacer político y hacerse político. Y es verdad que cuando vemos a los líderes en las campañas electorales nos preguntamos cómo no se caen del agotamiento físico. Y si bien hay algunas claras excepciones de líderes carismáticos –sobre todo en el extranjero, Obama, por poner un ejemplo- lo que últimamente abunda en el espacio público son políticos sin esa conciencia vocacional del bien público. Más bien aprovechan su posición pública con engreimiento para el enriquecimiento privado. Son, claro está, políticos que no están en su Elemento ni dejan que el medio político se nutra de ideas innovadoras, confianza, principios a favor del bien común...

Fotografía: Chema Madoz

viernes, 15 de febrero de 2013

Ha nevado




Empezó como un juego y la costumbre de escribir aquí cada viernes se ha convertido para mí en un deber. Es decir, lo que era algo fruto de la cotidianeidad azarosa se ha vuelto en una disciplina semanal. Por eso semana tras semana me enfrento a la página en blanco. ¿Cuánto se ha escrito y hablado sobre el miedo, vértigo o bloqueo que provoca una página en blanco? Muchísimo. Yo también he vivido ese mal de altura aquí o en otras ocasiones en las que tengo que abrir un documento de Word para redactar algo. Y un truco de aclimatación para que uno se habitúe a ese temor al color blanco es primeramente hacer una pequeña tormenta de ideas para humanizar la página con notas o ideas. Y así lo hago yo.

Estos días de febrero nuestros montes y paisajes también se nos presentan de blanco. Y no quiero dejar escapar precisamente a la nieve sin mencionarla aquí y dejar constancia de ella como quien hace un muñeco de nieve o coge la pala para abrir el camino de entrada a la casa. He cogido la costumbre de incorporar a esta página los paisajes naturales que nos rodean y así la naturaleza se ha vuelto en tema para estos artículos. Por eso no puedo dejar pasar esta ocasión sin decir ¡qué bellos los bosques de pinos nevados e inmaculados! Ahora bien, la nieve también necesita de los elementos humanos para que no resulte demasiado invasora: una cabaña por donde sale el humo en mitad del monte nevado, el camino limpio que se abre en el paisaje blanco, lugareños que siguen con su vida normal sin que la nevada los aísle y los tape hasta desaparecer... Tiene que nevar, claro está, en las debidas circunstancias y con la mesura suficiente para que adorne nuestro entorno y solamente eso: embellecer el alrededor. Y así ha nevado últimamente: justamente para dejar la huella del invierno.

Sin embargo la nieve puede evocar otras circunstancias bien distintas. Así lo he podido comprobar recientemente en la obra de Jorge Semprún titulada La escritura o la vida. El autor narra lo que él llamará la vuelta a la vida después de ser liberado en abril de 1945  del campo de concentración de Buchenwald. En ese regreso a la vida el escritor recuerda una y otra vez las tormentas de nieve en el campo. Los mantos blancos de Semprún nos llegan como símbolos del horror vivido en Buchenwald. La nieve, recuerda al invierno vivido en los barracones, a los recuentos interminables, al frío y al hambre. En ese retorno a la vida Semprún tiene sueños –o pesadillas- donde siempre aparece la nieve. Una nieve que nos acerca y nos habla del monte Ettersberg y los bosques que rodeaban a Buchenwald donde no había pájaros por el humo del crematorio. La nieve, asociada a Semprún se nos presenta pues, acompañada de las peores connotaciones. No pretendo que la nieve se os presente como una pesadilla. Pero conviene tener diferentes puntos de vista de las cosas. Vamos, que si me llamo Edurne y soy leal a mi nombre no puedo pasar esta ocasión sin dejar que nieve también en este blog...

En la imagen: Jorge Semprún

viernes, 8 de febrero de 2013

Igande arratsaldeak



Asteko egun bakoitzak bere poetika propioa dauka. Eta egunak izatez berdinak badira, egutegian begiratuta  oso bestelakoak presentatzen zaizkigu. Izaera propio honetatik ihes egitea gainera oso zaila da “normala” deitzen diogun bizimodua jarraitu nahi duen edonorentzat. Oinarri hau kontutan hartuta liluratuta utzi ninduen behin Ramón Eder idazlearen aforismo batek. Hain hitz gutxiz osatutako esaldi esanguratsuak honela zioen: “pertsonaren izaera igande arratsaldeetan garatzen da”, “el carácter se forma los domingos por la tarde”. Esaldi sinple honek bere baitan gauza konplexu asko gordetzen ditu. Ez al da, ba, izaera oso alderdi desberdinetatik eta ikuspuntu anitzetatik juzgatu daitekeen zerbait? Goizek eta arratsaldeek ere ez al dituzte gauza ezberdinak iradokitzen?  Eta igandeari dagokionez zer esanik ez: nola konpara genezake astearte bat, larunbatarekin? Nola ulertu berdinak direla osteguna eta astelehena? Eta ostirala edo igandea? Ez nabil lan egunak edo gorriz jantzitako egunak bakarrik konparatzen. Haratago doan zerbaiten ebokazioa somatzen dut Ramón Ederren hitzetan. Nik behintzat esaldi hura irakurri nuenean “nire igande arratsaldeak” ekarri nituen memoriara. Eta jabetu nintzen zentzua bilatzen niola aforismoari., jakina, zentzu poetiko bat. 

Hain bilakatu da niretzat esaldi mamitsua igande arratsaldea eta izaera elkartzen dituena, asteko azkeneko egunaren arratsetan nire burua behatzeari ekiten diodala. Norekin pasatuko dituzu ordu horiek? Zer egingo duzu? Nora joango zara? Zer jantziko duzu? Zer jango? Zer entzun? Horrela, astearen hasieraren atariko ordu horiek oso neureak egin ditut. Era zeharo posesiboan deskribatu ditudan ordutxoak askatasuna arnas dezaten saiatzen naiz. Alegia, deskantsatzeaz eta nire buruari dedikazio bat eskeintzeaz gain, libertate orduak sorrarazteari ekiten diot, nire izaera askatasunaz elikatuta egotea posible bada, horrela izan dadin. Hau esanda, ez nuke astakeria bat esango, libertate ordu horiek bai haurra eta baita heldua dena hezi egiten dutela azpimarratuko banu. Heziketa informal hau serio hartzeko zerbait dela gogorarazten dit, ba, igande arratsaldeen aforismo horrek.

Hain zuzen igande arratsalde batean beste hitz batzuk heldu zitzaizkidan heziketa informal honekin erlazionatutakoak. Bernard Shaw idazlearenak dira hitzok: “Txiki-txikitatik nire heziketa moztu beharra izan nuen eskolara joateko”, “desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela”. Heziketa formala bezain indartsua edo eraginkorragoa baita heziketa informala eta igande arratsaldeak, adibidez, ekintza horietara dedikatzeko ezin hobeak baitira. Esate baterako, irakurtzea edo pelikulak ikustea maite dutenek ziur ulertzen dutela zer esan nahi dudan heziketa informalarekin. Alegia, liburuek edo filmeek norberaren izaera garatzen dutela esatea zerbait zentzuduna dela esango nuke.

Beste behin Paulo Coheloren liburu batekin Philiph Pullman idazlearen hitzak erregalatu zizkidaten. Horrela, liburuen defentsa egiten zuen heziketa informalaren aldeko deklarazio bat irakurri nuen: “ez dugu zer den zuzena eta zer ez den zerrendarik behar. Behar duguna liburuak, denbora eta isiltasuna dira”. Hau guztia esan eta gero asmatuko zenuten jada, igande arratsaldeak irakurtzen igarotea oso plan ona iruditzen zaidala. Eurei, idazleei, nire izaera gorpuzten uztea ideia ezin hobea dela iruditzen zait.. Ez al da ba liburu baten orriak pasatzea libertatearen haize bolada bezalakoa? 

Argazkia: René Burri

viernes, 1 de febrero de 2013

Fracaso social



¿A dónde nos llevará todo esto? O mejor dicho, hay que puntualizar: ¿a dónde tendremos que ir los jóvenes? Se habla de ello tanto en la calle como en los medios de comunicación  o en las conversaciones de madres preocupadas por sus hijos. La emigración se está convirtiendo en una alternativa real para muchos recién titulados (o no tan recién titulados) que se encuentran sin trabajo. Ingenieros, biólogos, científicos, enfermeras, arquitectos, maestros,... parece que no hay profesión que se libre del azote de la crisis económica. Y Alemania debe de ser uno de los destinos europeos que más  posibilidades de futuro ofrece.

¿Qué nos viene encima? Reflexiono de una manera más general y me pregunto qué época hemos estrenado con el estallido de la crisis financiera. ¿Es esta recesión un síntoma de que estamos entrando en otra era?  Por poner un ejemplo, pienso en la caída de los ideales humanistas que junto con otros muchos factores unidos a las crisis económicas hicieron que el Renacimiento se acabara para dar inicio a la época del Barroco. ¿Estamos asistiendo a un proceso similar?

Todos los jóvenes tan bien formados deben de estar igualmente frustrados con el único pensamiento de qué habrán hecho ellos para “fracasar”así. Personas (y familias) que se han sacrificado para realizar unos estudios superiores y que han dedicado tiempo y esfuerzo al sueño de llegar a dedicarse a una profesión de su gusto y para lo cual han desarrollado su talento dudan ahora de toda esa inversión de años. ¿Pero no debería ser ese sentimiento de derrota más bien social? Precisamente es la sociedad la que no es capaz de integrar el talento en su maquinaria interna. Y además no escuchamos por ningún lado un signo de preocupación por la fuga de inteligencia más necesaria que nunca para salir de la crisis.

Leo a Manuel Vicent en la prensa dominical que habla de la diáspora al referirse a los cerebros que España ha tirado y está tirando por la borda al permitir que fructifiquen lejos de aquí. Sin ir más lejos, Vicent se sitúa en la época del final de la Guerra Civil cuando los mejores escritores, científicos e intelectuales tuvieron que exiliarse en otros países. ¿No es esta comparación signo de que estamos atravesando una época de muchos cambios? Leo también en su artículo semanal a Javier Marías –que de lo que acabo de hablar sabe bastante por experiencia propia- y dice que valora agradecidamente cualquier signo de optimismo en esta época de bajas esperanzas de futuro. Marías asegura al recordar la época franquista que de peores situaciones hemos sabido salir. Ambos escritores emplean comparaciones con el pasado reciente que nos asustan bastante pero es bueno dejarse llevar por el pensamiento de que a una época de recesión le sigue otra de bonanza. No obstante es sano también caer en la cuenta de que todos esos jóvenes que se marchan lo hacen sobre todo porque se les deja marchar y además nadie se avergüenza.

Imagen: Dorothea Lange