sábado, 26 de mayo de 2012


Arquitectos de nuestra vida 


Uno debe construir su felicidad como una vida que merezca la pena ser vivida. Porque las penas vienen solas... Y uno debería trabajar consigo mismo como un artista con su obra de arte, como un arquitecto que diseña una casa, como un músico que compone su canción,... con la materia prima de la vida en sí misma.

Me estremeció leer un titular en una revista dominical de El País del arquitecto Daniel Libeskin quien ha restaurarado la zona donde estaban antes las Torres Gemelas de NYC. Así decía:"Los 10 mandamientos me parecen más convincentes que la Declaración de Derechos de la ONU".  Con la vida que le ha tocado vivir a este señor pienso que sabe muy bien de lo que habla, al fin al cabo uno no debe hacer lo que no le gustaría que le hiciesen a él...

Ahora bien, es preferible que uno padezca eso que no le gustaría que le hiciesen. Y no al revés: que uno cometa o haga eso que no le gustaría que le hicieran. Pero de eso va supongo la historia de la humanidad. Yo tuve la suerte de ver las Torres Gemelas de cerca. Y tuve la gran suerte porque el día que las ví no era el 11 de septiembre de 2001, sino el 16 de agosto de 2001. Recuerdo bien ese día y ese verano porque fue especial. Había pasado un año difícil y la vida empezaba a brotar con su lado jovial y risueño conmigo durante ese verano.

Como arquitectos de la vida que somos yo me abrí a ese torrente de vida que volvía a mí después de una mala temporada. Porque, ¿quién no ha pasado una mala racha en esta vida? La pregunta es absurda. De eso va la historia de la humanidad. De pasar y llevar con nosotros mismos esos dolores e intentar no reproducirlos o repetirlos. ¡Ay, qué fácil es escribirlo!

From www.joiedurnedevivre.blogspot.es 


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