¿Son nuestros políticos creativos? ¿Qué tipo de talento nos
muestran en sus discursos, en el trajín parlamentario o en las entrevistas que
conceden? ¿Deben nuestros políticos ser innovadores en su quehacer como líderes
gubernamentales? ¿Es el medio donde se mueven los políticos un ámbito propicio
para que surja la creatividad, el pensamiento divergente, la chispa de las
buenas ideas? ¿Sienten ellos pasión por la labor de ejercer su trabajo como
líderes del espacio público? Como diría el experto en creatividad y educación
Ken Robinson: ¿están los políticos en su Elemento?
La crisis económica parece que ha coincidido con la crisis
política y puede que esto no sea una casualidad. Nuestros políticos están día
tras día perdiendo la materia prima con la que se alimenta la interacción entre
votantes y votados: la confianza. Pero lo cierto es que hace falta ser en el
mal sentido de la palabra un pobre ingenuo para confiar como debe ser en
nuestros políticos. Todos los días o casi todos los días sale algún caso de
corrupción que añade más indignación al pensar de la sociedad y mancha de negro
el espacio público donde se mueven nuestros políticos. No me negarán que no es
irónico que cuando más necesitamos medidas políticas creativas para salir de la
crisis, menos disponibles están nuestros líderes políticos para ofrecer lo
mejor de ellos mismos.
La política igual que la actividad empresarial, educativa o
científica puede y debe ser algo donde los políticos desarrollen su creatividad.
Según Ken Robinson, la creatividad es el proceso de tener ideas originales que
tengan valor. Lo sorprendente de la aportación de Robinson es que la
creatividad es algo que se puede enseñar y por lo tanto aprender. Que uno esté
en su Elemento significa que ha encontrado el punto de unión entre aptitudes
naturales y las inclinaciones personales. Para que uno esté en su elemento se
deben dar unas características y condiciones, a saber: uno debe mostrar
capacidad y a la vez tener vocación, tiene que tener una actitud y se tienen
que dar unas oportunidades. Pero sobre todo una de las claves es el medio donde
la persona creativa se mueve. Es decir, según Robinson, normalmente las
personas que utilizan la creatividad en el trabajo tienen algo en común: aman
el medio en el que trabajan como el músico adora las melodías o el escritor las
palabras. ¿Cuál es, entonces, el medio que han de amar o aman de forma
espontánea los políticos donde además, sus habilidades han de ajustarse a las
oportunidades?
Las tareas políticas se llevan a cabo si hay una previa
vocación hacia ello. Uno debe nacer político y hacerse político. Y es verdad
que cuando vemos a los líderes en las campañas electorales nos preguntamos cómo
no se caen del agotamiento físico. Y si bien hay algunas claras excepciones de
líderes carismáticos –sobre todo en el extranjero, Obama, por poner un ejemplo-
lo que últimamente abunda en el espacio público son políticos sin esa
conciencia vocacional del bien público. Más bien aprovechan su posición pública
con engreimiento para el enriquecimiento privado. Son, claro está, políticos
que no están en su Elemento ni dejan que el medio político se nutra de ideas
innovadoras, confianza, principios a favor del bien común...
Fotografía: Chema Madoz
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