La nueva novela de Kirmen Uribe tiene el sugerente y
enigmático título que dice Lo que mueve el mundo. ¿Qué es lo que hace
que este viejo mundo siga vivo? ¿Cómo sobrevive el ser humano pese a su enorme
poder de destrucción? ¿Cuál es la fuerza que nos hace levantarnos airosos todos
los días de la cama? ¿Qué motivación hace que nos sacrifiquemos en el trabajo
para disfrutar después como más queremos? ¿En qué pensamos para que nuestra
lucha y los esfuerzos merezcan la pena y tengan un sentido? En una entrevista
concedida a un diario asegura el autor de la novela que desgraciadamente son el
dinero y en general los mercados los responsables de mover a la gente. Sin
embargo asegura Uribe que a él le gusta pensar más bien otra cosa. Confiesa que
él como Freud, se inclina por pensar que es el amor el motor del mundo.
En estos días de fiesta me he dado el capricho de ir al
cine. Y las películas que he visto reiteran la idea anterior de que el amor
mueve montañas. Esta flagrante realidad
sin embargo esconde otras paradojas, riesgos y contradicciones. La tan premiada
película Amour de Michael Haneke es testigo de ello. Se trata de una
obra que nos presenta la vida de dos ancianos muy cultos para los cuales la
vida guarda una última dura prueba. Su vasta cultura y el hecho de llevar toda
la vida juntos se presentará como algo insuficiente para superar unas nuevas
circunstancias. El amor cuando la protagonista se queda en silla de ruedas y
con medio cuerpo paralizado se verá también transformado. La película muestra a
unos personajes sin hipocresías y a la vez lanza al espectador la interrogación
de qué es el amor en una situación tan desafiante. Asimismo, esta historia nos
sugiere que una buena vida se merece o implica también una buena muerte.
Muestra a la vez sin tapujos una sociedad que no está al servicio de dar una
respuesta a las necesidades de la vejez y una buena muerte. Y es que ¿cómo
funcionaría el mundo si se organizara para que las personas dieran un final
digno a sus vidas?
La película Anna Karenina que es una adaptación
cinematográfica de la obra de León Tolstói es también una cinta sobre el amor.
Pero en este caso estamos ante un amor más pasional. La trama de la película
nos lleva por los caminos que se abren con una relación amorosa fuera del
matrimonio. La protagonista de la película, ignorante y a la vez sedienta de la
vida alimentará su propio tormento cuando se enamora después de un largo viaje
en tren entre Moscú y San Petersburgo. De nuevo en esta película el amor
acabará por hablarnos de la muerte. Este filme es sobre todo un homenaje a la
novela y por lo tanto lanza una invitación a leerla. El amor es pues una fuerza
que mueve el mundo pero a la vez irónicamente puede matarnos por sus
vericuetos. Por eso quizá el amor sabe tanto de la muerte.
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