La muerte de la Thatcher nos ha brindado la oportunidad para
leer artículos que recuerdan la vida de una mujer dedicada a la política que
pasó 11 años en Downing Street. Para una desconocedora de su trayectoria
política como yo ha sido una ocasión para descubrir algunas ideas de esta mujer
que inspiró la expresión “la dama de hierro”.
“No soy una política de consenso. Soy una política de
convicciones” decía ella. Y es que este enunciado guarda la fórmula magistral
que empleó la hija de un tendero de Grantham para la política. Despertaba
pasiones y odios a la vez pero lo cierto es que según apuntan los expertos sus
ideas y su personalidad arrolladora han marcado la agenda de su país de tres
décadas.
Margaret Thatcher defendió la libertad económica del
individuo como principio para que un país prospere. El Estado, según ella no
está para ayudar a los individuos. Cada uno es responsable de sí mismo. Se dice así que llevó a su país como primera
ministra por el sendero del capitalismo popular. A mí me vienen varias
preguntas con todo esto: ¿no les parece que estas ideas están hoy en día en
tela de juicio? ¿No es la crisis que estamos atravesando un replanteamiento de
los principios del capitalismo? ¿El Estado no debe proteger a aquellos
ciudadanos más débiles y vulnerables? ¿Creen de verdad que la “Iron Lady” era
tan de hierro como se le supone?
A mí me parecen sospechosas esas palabras que apelan a la
rigidez, a la mano dura e incluso a la impiedad de una mandataria. Así habló la
Thatcher en 1979: “Cualquier mujer que entienda las dificultades de conducir
una casa estará más cerca de entender las dificultades de conducir un país”. La
metáfora de gobernar una casa me parece muy acertada para decir lo siguiente.
¿Debe una madre dirigir su hogar con mano dura o hace más bien falta de mucha
mano izquierda? ¿Son las madres de hierro o más bien de carne y hueso? ¿Dónde
queda lo humano? Me pregunto que sería de la férrea rigidez ideológica de la
Thatcher si sufriera prematuramente ella o alguien cercano a ella por ejemplo
un accidente o el azote de una enfermedad que le transforman a uno la manera de
ver la vida. ¿Qué ideas de hierro defendería entonces?
¿Se imaginan una conversación entre el también recién
fallecido José Luis Sampedro y Margaret Thatcher? El escritor, economista y
pensador que era a la vez un profundo humanista se horrorizaría si a él le
llamaran el “caballero de hierro”. Sus ideas respiraban un profundo amor hacia
la vida y las personas que sienten. Sampedro además se ha muerto de una manera también muy fiel a su
trayectoria vital. Y es que ha evitado el circo mediático que se crea cuando
fallece un famoso. Recuerdo todavía una
entrevista en el que Sampedro hacía un juego de palabras con el “pienso, luego existo” de Descartes. Para él
era más acertado decir “siento, luego existo”. En estos últimos tiempos sus
ideas le llevaron a Sampedro a defender el movimiento de los indignados. Y yo
también indignado lo visualizo mientras abandona este mundo conversando y
debatiendo con la Thatcher.
Magistral post, dando en la diana a la calificación de "dama de hierro", contraponiéndolo a la de "caballero de hierro"
ResponderEliminarTodavía queda un largo camino que recorrer..
Jon Altolagirre
Mila esker, politologo maite :)
ResponderEliminargustatu zait
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe has hecho rebuscarr otra de sus célebres frases: “Cuando quieras que alguien diga algo, pídeselo a un hombre. Pero si quieres que alguien haga algo, pídeselo a una mujer”
M. Carmen A.
¡Hola!
EliminarAhí queda tu apunte y ¡gracias por hacerme sentir que hay alguien detrás de mis palabras! :)