Si de manera popular se
dice que para gustos están los colores, valdría también la
expresión de que para gustos, las flores. Existen infinidad de esos
seres de olores y colores diferentes que despiertan nuestra
percepción sensorial. Y el aprecio hacia unas flores u otras se teje
con los recuerdos que asociamos a una u otra flor. Ésta la relaciono
con mi infancia, aquella tiene mi color favorito, al oler esta otra
me viene un recuerdo maravilloso... Tampoco es nada desdeñable el
hecho de que empleemos las flores para el adorno. “¿Me preguntas
por qué compro arroz y flores?” preguntaba Confucio. “Compro
arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir”.
Las flores están
íntimamente relacionadas con nuestras emociones. Todos tenemos
nuestra flor favorita o recordamos aquella vez que alguien nos regaló
un ramo de flores. Ese vínculo emocional despierta emociones
subjetivas porque la misma flor puede hacer brotar sensaciones
diferentes. Es muy típico por ejemplo escuchar que a alguien le
gustan las rosas rojas. Con la misma flor otra persona pensará que
las espinas de las rosas le evocan el dolor. Como decía aquella
canción de Mecano, “...Y mientras me pinchaba/ me enseñó una
cosa/ que una rosa es una rosa es una rosa...”. Cada flor sale en
su debido tiempo. En invierno por ejemplo nos acompañan los tímidos
pensamientos, cuyo nombre es muy evocador. También son de esta época
las camelias que la marca de moda Chanel tan bien mitificó. En
verano por otra parte, nos encanta ver los balcones adornados con
geranios o petunias. Si vemos que una buganvilia adorna el exterior
de una casa es probable que estamos cerca de la costa, lo que a
más de uno la idea de esta calidez le atrae. Por el contrario, como
las personas que dicen que lo mejor del sol es la sombra la hortensia
prefiere lugares frescos y sombríos. Asimismo, a las calas les gusta
la primavera y parece que su sencillez va acorde con la estética
minimalista. ¡Y qué decir de los olores! De las flores que huelen
el jazmín, el lirio o la lavanda nos recuerdan a perfumes florales.
Y si hablamos de modas de flores, una flor que está de moda que
parece venida de otra parte del mundo es la orquídea que complace
gustos exóticos. El clavel es también otra flor típica de
ramilletes. Y no podemos olvidar: las flores también se asocian con
emociones negativas. Las flores de los cementerios nos evocan, claro
está, la muerte.
No os voy a confesar
cuál es mi flor favorita. Pero sí os diré que al colombiano
Gabriel García Márquez le gusta el amarillo de las rosas de ese
color. En este mes de marzo que se va ha cumplido 86 años y el día
de su cumpleaños se dejó ver precisamente con un ramo de rosas
amarillas y unas gafas enormes que le daban a su rostro un aspecto
muy tierno y entrañable. Poco a poco se acerca el día de San Jordi
y puede que estéis ya pensando qué libro comprar. Incluso puede que
ya no regaléis una rosa y que vuestras deliberaciones os lleven a
comprar un libro de Gabo. ¡Porque él sí que es la más hermosa
flor de la literatura!