miércoles, 27 de marzo de 2013

Gabo y las flores







Si de manera popular se dice que para gustos están los colores, valdría también la expresión de que para gustos, las flores. Existen infinidad de esos seres de olores y colores diferentes que despiertan nuestra percepción sensorial. Y el aprecio hacia unas flores u otras se teje con los recuerdos que asociamos a una u otra flor. Ésta la relaciono con mi infancia, aquella tiene mi color favorito, al oler esta otra me viene un recuerdo maravilloso... Tampoco es nada desdeñable el hecho de que empleemos las flores para el adorno. “¿Me preguntas por qué compro arroz y flores?” preguntaba Confucio. “Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir”.

Las flores están íntimamente relacionadas con nuestras emociones. Todos tenemos nuestra flor favorita o recordamos aquella vez que alguien nos regaló un ramo de flores. Ese vínculo emocional despierta emociones subjetivas porque la misma flor puede hacer brotar sensaciones diferentes. Es muy típico por ejemplo escuchar que a alguien le gustan las rosas rojas. Con la misma flor otra persona pensará que las espinas de las rosas le evocan el dolor. Como decía aquella canción de Mecano, “...Y mientras me pinchaba/ me enseñó una cosa/ que una rosa es una rosa es una rosa...”. Cada flor sale en su debido tiempo. En invierno por ejemplo nos acompañan los tímidos pensamientos, cuyo nombre es muy evocador. También son de esta época las camelias que la marca de moda Chanel tan bien mitificó. En verano por otra parte, nos encanta ver los balcones adornados con geranios o petunias. Si vemos que una buganvilia adorna el exterior de una casa es probable que estamos cerca de la costa, lo que a más de uno la idea de esta calidez le atrae. Por el contrario, como las personas que dicen que lo mejor del sol es la sombra la hortensia prefiere lugares frescos y sombríos. Asimismo, a las calas les gusta la primavera y parece que su sencillez va acorde con la estética minimalista. ¡Y qué decir de los olores! De las flores que huelen el jazmín, el lirio o la lavanda nos recuerdan a perfumes florales. Y si hablamos de modas de flores, una flor que está de moda que parece venida de otra parte del mundo es la orquídea que complace gustos exóticos. El clavel es también otra flor típica de ramilletes. Y no podemos olvidar: las flores también se asocian con emociones negativas. Las flores de los cementerios nos evocan, claro está, la muerte.

No os voy a confesar cuál es mi flor favorita. Pero sí os diré que al colombiano Gabriel García Márquez le gusta el amarillo de las rosas de ese color. En este mes de marzo que se va ha cumplido 86 años y el día de su cumpleaños se dejó ver precisamente con un ramo de rosas amarillas y unas gafas enormes que le daban a su rostro un aspecto muy tierno y entrañable. Poco a poco se acerca el día de San Jordi y puede que estéis ya pensando qué libro comprar. Incluso puede que ya no regaléis una rosa y que vuestras deliberaciones os lleven a comprar un libro de Gabo. ¡Porque él sí que es la más hermosa flor de la literatura!

viernes, 22 de marzo de 2013

De mi invierno sale la primavera



Hoy es el primer viernes que nos encontramos en la recién llegada primavera. Y aunque todavía el invierno se hará notar al salir a la calle, en la factura del gas o en la naturaleza nada nos puede quitar la ilusión de que el sol, los días largos o el renacer de las flores silvestres bañen nuestras vidas de luz, color y optimismo. La arriba mencionada joie de vivre o lo que en euskera decimos con la sonora palabra bizipoza es más fácil que aflore en estos meses en los que despedimos al invierno.

¿Cuántas obras de arte ha inspirado la primavera? ¡Tantas que podríamos decir infinitas! Todos conocemos por ejemplo la obra de Las cuatro estaciones de Vivaldi en el que se interpreta la música que corresponde a la primavera. La obra pictórica La primavera de Sandro Boticelli es igualmente bien famosa. Incluso en obras abstractas más contemporáneas como las de Cy Twombly se han hecho eternas las cuatro estaciones. El apasionante canto del final del invierno de Zea Mays (Negua joan da ta) nos ha cautivado a todos. Pero en la poesía, siento predilección por estas palabras de  Friedrich Hölderlin donde hace una correspondencia entre la primavera y la liberación de los pesares del alma: Olvida el hombre las aflicciones del espíritu,/ Pues florece la Primavera, y casi todo es radiante/ El campo verde maravilloso se extiende/ Y por él brilla bajando la hermosura de un arroyo. /De árboles cubiertos se levantan montes, / Y en los abiertos espacios el aire es maravilla, / El amplio valle se extiende por el mundo/ Y torre y casa se recuestan en las colinas.

Con todas estas manifestaciones podríamos decir que la primavera es una metáfora de la superación de los inviernos de la naturaleza y también del alma. Uno puede salir fortalecido de las malas experiencias y llegar todavía con ilusión al mes de la luz y el verdor. Precisamente esta cualidad humana de superar la adversidad con fortaleza se denomina hoy en día científicamente con la palabra resiliencia. El conocido psiquiatra Boris Cyrulnik es uno de los que más conoce este tema y además en primera persona. Es conocida su obra en la que relata la superación de traumas infantiles. En una entrevista concedida a una revista sobre educación defendía el vencer el trauma por el arte. ¡Qué dos palabras, trauma y arte! ¿Ha hecho alguna otra cosa el arte que no sea eso? Los artistas hacen con sus vidas expresiones artísticas ya sea con una experiencia traumática o con la alegría de vivir. Todos no somos artistas como Vivaldi o Hölderlin, claro está, pero de alguna manera sí somos capaces de hacer algo con nuestros fantasmas en la medida de nuestras posibilidades. Esa capacidad de reverdecerse o renacer de las cenizas es como llegar a ser otro a la vez siendo el mismo. Igual que una muñeca rusa. Una tras otra van naciendo iguales y cada una dentro de otra.

Estas cosas escribo yo mientras mi madre lee o cose a mi lado. Ella realiza sus maravillas con sus telas e hilos de todos los colores mientras yo de alguna manera coso también con estas palabras. De esta manera, nuestros inviernos se hacen primavera.

Ilustración: Apel les Mestres 

viernes, 15 de marzo de 2013

Elogio de la lectura



Micah Albert ha ganado el World Press Photo en la categoría de Asuntos Contemporáneos por su imagen del vertedero de Nairobi. En esta ciudad de Kenia casi un millón de personas trabajan rebuscando entre mil toneladas de productos tóxicos como la muchacha que aparece en la imagen. Se trata de una fotografía que según el jurado transmite esperanza. Al parecer a la mujer recolectora de basura del vertedero de 30 hectáreas le gustaría tener más tiempo para leer los libros que encuentra. Micah Albert habló con la chica de la imagen y ella le contó que incluso le gusta leer catálogos industriales: “leer me permite hacer algo más que recoger basura todo el día”.

No sé si la foto transmite esperanza. Se dice que en los fotorreportajes no es muy frecuente encontrar imágenes que destilan esa ilusión. Para mí de lo que no hay duda es que se trata de imagen incómoda para nosotros. Nosotros no tenemos que ensuciarnos y poner nuestra salud en peligro para leer. No trabajamos en esas condiciones. Tenemos acceso a los libros como pocas veces en la historia. Gracias a internet no hay barrera ni excusa para no leer. Es sorprendente cómo nos podemos descargar en nuestros ordenadores desde libros publicados recientemente a títulos que han pasado a la historia de la literatura. Por esta razón me parece que la chica de la imagen nos debe de estar provocando o incluso insultando a todos nosotros que tan cómodamente podemos leer en nuestras casas. 

Para mí la fotografía es un elogio de la lectura. Las palabras cuando la chica asegura que leer es hacer “algo más” reflejan el inmenso mundo que se despliega cuando abrimos un libro ante nuestros ojos. De alguna manera, la lectura nos humaniza en un mundo en que corremos para cumplir como autómatas con nuestras obligaciones. Asimismo la fotografía es reflejo de lo que es la lectura: una cerilla en la oscuridad, una perla en la inmensidad del océano, una flor en el estiércol.  

¿Serviría esta fotografía para que nuestros alumnos se animaran a leer más? ¿Gracias a esta muchacha fomentaríamos la tan necesaria lectura entre nuestros estudiantes? ¿Conseguiríamos hacer llegar a nuestros hijos o alumnos con esta imagen tan explícita la compañía infinita de un libro entre nuestras manos? ¿Captarían ellos que esta chica viajaría a través de lo libros a mundos mejores que el vertedero de Nairobi? Encender la mecha de la lectura en la escuela es algo enigmático. A todo el mundo le espera un libro, un escritor, una voz que le cuenta aquello que más le gustaría leer o escuchar. A todos no nos han de gustar los mismos libros. Despertar la magia hacia la lectura es como una adivinanza, un misterio, un enigma que descifrar: ¿qué libro le despertará a esta persona la llama de la afición a la lectura? A esta chica le evadían del vertedero hasta los catálogos industriales. Sin lugar a dudas su testimonio acerca de la magia de la lectura sería toda una invitación a descubrir otros mundos, otras vidas, otros tiempos a través de los libros. La promesa en mitad de lo inmundo de una vida mejor.  

Fotografía: Micah Albert 

viernes, 8 de marzo de 2013

Bihotzetik igaro ondoren


Bada ingeles hizkuntzan nire lilura pizten duen espresio bat. Gaztealaniazko beste aditz baten etimologiarekin erlazionatuta dagoela esan genezake. Hauek biek memoriari egiten diote erreferentzia, zerbait gogoratzeari, hain zuzen. Ingelesez “learn by heart” esateak, izan ere, zerbait buruz ikastea esan nahi baitu, alegia, memorizatzea. Itzulpenaren esanahi literalari erreferentzia egiten badiogu, baina, espresioak ikasi beharreko hori bihotzarekin ikasi behar dela dio. Memoria eta bihotza, horrela, hurbileko bi termino bezala aurkezten zaizkigu. Jakina, bizitzan zerbait gogoratzeak pena merezi badu, sentimenduei lotuta dagoela iradokitzen digu esperientziak. Era berean, oker ez banago, gaztelaniaz “recordar” esaten dugunean, benetan zerbait bihotzetik igaro ondoren memoriara itsatsi dugula esan nahi du. Hau da, etimologikoki “recordar” hitzak bihotza jartzen du memoriaren eta gogoratu behar den horren artean. Horrela esplikatzen da: “recordari” aditz latindarra “re” (berriz) eta “cordis” (bihotza) elementuek osatzen dute. “Recordari” aditzak zerbait gogoratzeko, hori berriro bihotzetik igarotzera gonbidatzen gaitu.  Euskaraz, nik dakidala, ez dago memoriari horrelako erreferentzia poetikoa egiten dion espresiorik. Frantsesez ere “par coeur” (bihotzez) esaten omen da zerbait buruz ikasten denean. Memoriaren egoitza, pentsatzen baitzen bihotzean zegoela. 

Gaur egun zerbait buruz ikasteak ez du ospe edo begirune berezirik pizten. Eta ez da harritzekoa. Urte asko igaro dira zerbait ikastea, benetan ulertu ondoren zetorren barneraketa prozesu bat bezala ulertzeko. Hezkuntza munduan honi aprendizaia esanguratsua deitzen zaio eta jakintzak erlazioanatzea edo erakutsi-irakatsi prozesua ikasleak dakien eremu horretatik abiatzea suposatzen du. Ikuspegi honek ez du goraipatzen ikasketa mekaniko bat,  azterketa ondoren ikasleak memorian gordetakoa ahaztuko duela suposatuz eta buruz ikastea errepikapenean oinarritutako prozesu bat dela ikusiz. Zertarako zerbait memorizatu azterketa soil baterako, ondoren sekula santan ez gogoratzeko? Zerbait memorizatzeak ez du bermatzen ikasleak zerbait jakin badakiela.

Britainia Handiko gobernuak lehen hezkuntzako ikasleek, hain zuzen, olerkiak buruz ikas ditzaten neurriak hartzear dago: “learn by heart” delako hori nahi dute praktikan jarri poesiarekin. Apostu hau ez da berria baina indarra hartzen ari da eta Michel Gove Hezkuntza-idazkariak pil-pilean jarri du kontua. Ekimen honekin okerkari klasikoak mantendu nahi dira ikasleen memorian. Ukaezina da esan dugunarekin ekintza hau era bikoitzean dela iradokitzailea: poesia bihotzetik igarota ikastea, alegia. The Gurdian egunkariak adibidez, honen harira test bat egin du bere irakurleen artean. Poema bat aurkeztu ondoren hiru amaiera posibleen artean esaldi zuzena aukeratu behar da.

Poesia bihotzean eta garunean mantentzea bereziki erabilgarria izan da bestalde erregimen batzuetan zentsura neurriei aurre egiteko. Are gehiago: egoera zailetan buruz ikasitako poemak nolabaiteko aterpe eta edertasun edo itxaropenaren gotorleku bilakatu izan dira. Zirraragarria da, adibidez, Auschwitz ezagutu zutenen artean poesia eta superbibentziaren arteko harremanaren berri izatea. Beste elikagai batean bilakatu zen eurentzat poesia.

Baina gatozen gaur egunera. Gure eskoletan neurri hauek praktikan jarriko balira zer ikasiaraziko genieke gure haurrei? Zer nahiko genuke gure ikasleen memoria poetikoan gorde? Niri ez didate inoiz poema bat buruz ikastera gonbidatu eta are gutxiago behartu. Ez dut imajinatzen hemengo ministro edo sailburu bat horrelako ekimenetan murgilduta. Ez gara ingelesak. Nik aitortu behar dut ordea, ikasgaiak memoritzatzearen defendatzailea ez izanda ere, enbidia moduko zerbait ematen didatela.

Ilustrazioa: Pablo Amargo 

viernes, 1 de marzo de 2013

La metáfora de los 1200 millones



Me sucede a veces algo curioso que a muchos de vosotros os sonará seguro. Cuando escucho el final de una canción me viene automáticamente como un reflejo instintivo el inicio de otra melodía ya conocida. Ocurre esto cuando se ha disfrutado mucho una canción en el mp3 o en el reproductor del coche y uno aprende el orden de las canciones del aparato musical casi como el respirar. La memoria archiva estos detalles con misteriosa fidelidad. Es habitual que ocurra esto después de gastar una canción y hacer que se agote su goce al escucharlo. Es una decepcionante sensación cuando una canción nos ha encantado y acaba por cansarnos más tarde. Es verdad por otra parte que hay canciones que no se queman con el paso del tiempo o escucha tras escucha. Pasa a veces lo mismo con la ropa: hay algunos pantalones o camisetas que saben envejecer tan bien que siguen vistiéndonos temporada va, temporada viene. Acogemos con disgusto cuando esa chaqueta o esos zapatos se estropean mucho por el uso. ¡Ese abrigo que lo compré tal día y que lucí en tal ocasión! En parecidas tesituras nos encontramos  respecto a las canciones. ¡Aquella canción que me harté de escuchar en los exámenes, aquella melodía que escuchaba siempre recordando a una persona, o incluso esa otra canción que me consoló durante un mal de amores!

La música nos acompaña en los grandes momentos y etapas de nuestra vida (infancia, bodas o funerales) y también en la cotidianidad de todos los días.  Nos ayuda a expresar, ritualizar y canalizar las emociones y los hechos que nos acontecen. Nos permite  poner nombre y melodía a lo que no se puede contar o a lo que no se quiere contar de otra forma. ¡La música es un mar entero!  Quizá por eso no nos extraña escuchar a algunos que dicen rotundamente que no podrían vivir sin música. La propia palabra sin, nos revela que la música acompaña al que lo escucha de alguna manera. La radio es por eso tal vez, un medio que gusta tanto. Además, nunca se sabe lo que va a sonar y a diferencia de los mp3 mantiene el misterio del oyente. Y es que la vida es precisamente un no saber qué va a pasar, tal y como suenan las canciones en la radio.

Las letras de las canciones muchas veces se inspiran en la poesía. Y qué mejor que ella para contar lo que no se puede o no se quiere contar de otra forma. ¿Cómo expresaríamos, por ejemplo, musicalmente la crisis? Todavía no he escuchado una canción que hable de la recesión. Algo que por otra parte está en todas partes y se hace muy evidente en las calles. Abundan las tiendas vacías con carteles como “se alquila o se vende”, abundan también los bazares chinos y las tiendas con enorme cartel que dicen “Compro oro”, abundan los esqueletos de casas sin acabar. Esta melodía desgraciadamente nos suena a todos. De la misma manera que todos hemos aprendido la canción de que nuestros gobernantes tienen 1200 millones menos para los presupuestos de 2013. Estos números bien podrían ser metáforas para una canción. Si la música amansa a las fieras, quizá con ella haríamos trizas al monstruo terrible que se hace llamar crisis. 

Ilustración: Maurice Sendak