Algunas
interpretaciones apocalípticas de las idas y venidas de los años aseguraban que
este año se iba acabar el mundo. Sin embargo me temo que todavía hay cuerda
para seguir dando vueltas en este planeta que todavía y de momento es de color
azul. El supuesto “fin del mundo” fue anunciado, claro está, erróneamente pues
lo que indicaba el calendario maya es que iba a haber únicamente un cambio de
ciclo. Así al menos han pregonado los expertos en la cuestión. Lo cierto es que
el ser humano necesita ordenar y dar un sentido u otro al transcurrir de los
años. Por ejemplo, según el calendario chino este 2013 será el año de la
serpiente, un animal que despierta en mí y en muchos bastante repelencia y cuyo
significado respecto al año que nos viene desconozco.
Para
los vecinos de Newtown, desde luego, el año que se va sin duda va a suponer un
antes y un después. ¿Qué puede albergar la mente de un joven de 20 años para
matar a su madre, a una veintena de personas –la mayoría niños- y después
suicidarse? Me temo que las personas de carne y hueso nos quedamos sin palabras
para describir tanto lo terrorífico como es este caso, como lo sublime. Y es
que un acto de tan extremada crueldad ha sacado las lágrimas hasta al mismísimo
Barack Obama. Un gesto humano que he recibido como pura espectadora con
gratitud. ¿Por qué no puede llorar un hombre que es uno de los líderes
mundiales principales? ¿Acaso no siente y padece por las mismas cosas como el
resto de las personas? ¿Por qué reprimirse las lágrimas ante semejante
tragedia? ¿O es que el líder se ha dejado ver así por razones de popularidad?
Ya lo dijo una vez la autora Isak Dinesen, “la cura para todo es siempre agua
salada: el sudor, las lágrimas o el mar”.
Si seguimos con similares
citas, tal y como he leído en una revista de curiosidades el agua que bebemos y
derramamos en lágrimas ha inspirado muchas frases célebres. Leonardo da Vinci
por ejemplo aseguraba que “el agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”.
Esta declaración científica típica del espíritu del Renacimiento sin embargo
difiere de otras más poéticas: W.H. Auden sentenció que “miles de personas han
sobrevivido sin amor; ninguna sin agua”. Novalis también realizó una
declaración poética al decir que “el agua es un caos sensible”. El experto
Jacques Y. Cousteau dejó para la posteridad una cita más digna de un hombre de
las ciencias: “olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son una
mismo”. Pero la cita que más me ha cautivado la hizo Albert Einstein: “¿qué
sabe el pez del agua donde nada toda su vida?”. Nosotros los humanos tampoco
sabemos apenas de las lágrimas que derramamos, el sudor que emitimos o el mar
que divisamos. Sin embargo, un año más esperaremos inocentes que el nuevo año
nos traiga esa nueva agua de la cual tanto pensamos saber. Por mi parte
solamente os deseo que mantengamos el espíritu del río que fluye: seguir
igual y a la vez renovados y distintos: urte berri on!
Fotografía: Martin Munkacsi
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