Gracias a una apasionada admiradora de Borges supe un día
que el escritor argentino decía que el hombre tiene dos grandes deberes: ser
justo y ser feliz. Me fascinó la manera en la esta sentencia resumía la actitud
moral de una persona ante la vida. El tiempo no ha hecho más que corroborar la
precisión con la que estas palabras captan la esencia de la ética humana.
Tengo que confesar que la parte que hace referencia a la
justicia (el ser justo), me pareció en su momento lógica y de sentido común.
Dicho de otro modo pensaba que esas palabras se ajustaban con los derechos y
deberes con los que todos nacemos pero con los que no todos cumplimos. Sin
embargo el deber de ser feliz me sonó en boca de la maravillada fan de Borges como
un enigma. ¿Es un deber humano el ser feliz? ¿Qué hacer cuando nos pesa la vida
más que la piedra más grande del mundo? ¿Qué demonios es la felicidad? ¿Un
instante milésimo de gloria infinita o una actitud que se adoptan frente a las
circunstancias? ¿Cómo ser feliz en medio de la adversidad? Las preguntas
surgían una tras otra en nombre de la ignorancia. No obstante, según la vida me
ha dado más años he sucumbido a la verdad de estas palabras del escritor
argentino. Como humanos estamos unidos a la vida y por lo tanto debemos
trabajar y moldear ese compromiso con ella.
A través también de esta lectora de Borges conocí el bellísimo y célebre poema que se titula
precisamente “Los justos” que dice así: “Un hombre que cultiva su jardín, como
quería Voltaire./ El que agradece que en la tierra haya música./ El que
descubre con placer una etimología./ Dos empleados que en un café del Sur
juegan un silencioso ajedrez./ El ceramista que premedita un color y una
forma./ El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada./
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto./ El que
acaricia a un animal dormido./ El que justifica o quiere justificar un mal que
le han hecho./ El que agradece que en la tierra haya Stevenson./ El que prefiere
que los otros tengan razón./ Esas personas, que se ignoran, están salvando el
mundo.”
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