Me imagino que a todos ustedes les ha venido un programa de
televisión a la mente nada más leer el título que encabezan estas palabras. Va
por adelantado que no es mi intención este viernes hacer parodia del griterío
que se organiza cada tarde en nuestras salas, ni criticar que se vendan
públicamente contraejemplos morales a millones de telespectadores de media
península hispana.
Sin embargo sí despierta mi curiosidad el título del show
televisivo que todos hemos aprendido sin darnos cuenta de lo que casi
automáticamente ponemos en boca. Puede que ustedes conozcan el dicho latino Nomina
sunt omina que asegura que los
nombres son oráculos. Fuera lo que fuere no me digan que “Sálveme,usted, por
favor” no les suena a un mal augurio de lo que puede venir. En el caso de este show
televisivo no sé yo si los salvados tenemos que ser los telespectadores o si
son ellos los que necesitan un capote para escapar del naufragio.
Así, puesto sobre la mesa el dicho latino al que hacía referencia
supongo que estarán conmigo de acuerdo que “Sálvame” no es un bueno título para
todo aquel que ha leído algunas líneas del libro de las meditaciones de Marco
Aurelio. Para los que no han tenido ocasión de ojear el libro he traído unos
fragmentos para demostrar que sería mejor un título como “Sálvate”.
¿Quién se atreve a pedir a alguien que le salve por favor de
lo que sea?: ¿me salvas por favor, de esta soledad?, ¿me salvas del agujero
económico que tienen mis bolsillos?, ¿me salvas de mis amigos que nadie me
escucha?, ¿me salvas de mi casa que me quiero independizar?, ¿me salvas de mi
novia que lo nuestro no funciona?, ¿me salvas de mi madre que no la soporto? He
aquí lo que diría Marco Aurelio: “Pero, mi buen amigo, mira si la nobleza y la
bondad no serán otra cosa que salvar a los demás y salvarte a ti mismo”. He ahí
la cuestión.
Supongo que es más elegante que uno sepa pedir ayuda siempre
y cuando el mando de su propia salvación la posea cada uno. Para ello sin
embargo hay que hacer algo más que gritar porque no me digan que no es curioso
que en un programa titulado así se grite tanto. ¿Están acaso pidiendo socorro?
Aparte de pedir ayuda Marco Aurelio habla así: “Cava en tu interior. Dentro se
halla la fuente del bien, y es una fuente capaz de brotar continuamente, si no
dejas de excavar”.
No es que pretenda “marcoaurelizar” a mis lectores aunque
bien haríamos si aplicáramos estas consignas en nuestras vidas. Pero no me
negarán que “sálvame” no es un mal comienzo para cualquier proyecto. ¿No opinan
que suena mejor otro tipo de frase? A mí
me sugiere más un título que invite a explorar a ese “yo” generador de
bienestar. Algo que nos lance al encuentro activo de la fuerza que todos
llevamos dentro. Unas palabras que sean como puertas que se abren hacia nosotros mismos. Una persona con esa actitud nunca diría
“sálveme, usted, por favor”.
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